Dibujante y pintor nacido en Murcia ya poseía desde sus inicios en la pintura, la maestría técnica de la que ha sabido desprenderse para salir de la "mimesis", e ir más lejos en la búsqueda y servirse de aquellos conocimientos pero de un modo diferente al de la simple reproducción, a veces demasiado complaciente con el espectador.
Es necesario mucho tiempo y trabajo para desprenderse del aprendizaje convencional hasta que un día, durante la ejecución de una obra, se produce el milagro de la creación.
Una creación que "expresa" y que no es un concepto, sino un proceso complejo de condensación de fragmentos de la experiencia vivida que enlaza planos de vivencias actuales y retrospectivas del artista.
La singular expresión de este autor es la resultante de la confrontación entre fuerzas dinámicas (Las pulsiones a la satisfacción de necesidades fundamentales) y las fuerzas que se oponen a su satisfacción.
Así, en este estado, la expresión creativa alcanza "cotas altas" que producen en el choque con las realidades una exuberante riqueza cromática que nos cautiva agradablemente a todos en la medida en que también seamos soñadores.
En su expresión, de gran calidad y fuerza, Pérez Espinosa rechaza en toda su obra el juicio de valor y los criterios impuestos a la belleza en el resultado y busca facilitar a cada uno el reencuentro con su propia riqueza interior, el desarrollo de sus capacidades de relación, a aceptarse y a aceptar la diferencia del otro y, en definitiva, a liberarse frente a sus obras.
Sin duda, un talento del impresionismo .
Chantal Tordo
Directrice Artiste Plasticienne
Atelier D'Expression Creative a Nice et Grasse (Francia)
El emocionismo de Pérez Espinosa
Artículo de Javier Jiménez Canales
Vincent Van Gogh se ha paseado por la sala de exposiciones de Cajamurcia, donde había sido invitado por Pérez Espinosa a la presentación de su obra, con la que quiere instaurar un nuevo estilo que ha bautizado con el nombre de emocionismo.
Desde el lugar donde Van Gogh habita, ha viajado y se ha parado delante de cada cuadro para ratificar la propuesta de Pérez Espinosa de que el emocionismo, que ahora nace, es un estilo definido como un sentimiento que va de dentro a fuera, transmite y manda emociones, agrupando en este movimiento, a todos los que tienen buen gusto por la pintura, unos creando y otros viendo el arte, tanto los que entienden que el arte somos nosotros mismos y los que pintan como si soñaran despiertos, recuperando ante todo el buen gusto y el amor por las cosas bien hechas.
A Pérez Espinosa le salen sus obras partiendo de las emociones, porque son humanas y sin ellas no concibe ni la pintura ni el arte, y sus emociones son la mucha gente que le quiere, que le sigue y que le rodea, y a la que debe la inspiración de su obra. Por ello su pintura tiene un sentido de una expresividad plena, creada a partir de tomar el óleo y el acrílico con las manos, como pintó el primer hombre, y mezclando y trasladarlo a sus lienzos, haciendo de sus dedos pinceles, logra producir unos efectos que al ser contemplados con diferentes luces, muestran paisajes totalmente diferenciados, como si de distintas estaciones del año o momentos de luminosidad del día se tratara, puesto que saca colores, tonalidades y matices del cuadro que no se aprecian a simple vista, dotándole de vida y de movimiento, que llega con facilidad al público.
Generalmente paisajista, sus cuadros encierran muchos temas, de tal forma que cada obra está compuesta por múltiples escenas que por separado, podrían constituir un único cuadro. La luz tenue que le ayuda en sus creaciones, la cercanía al lienzo que le produce el escaso uso del pincel o la paleta, da como resultado una íntima relación entre el artista y el cuadro, que se transmite recíprocamente y con fuerza entre el cuadro y el público, puesto que, en palabras del artista, “el lienzo es una carta de amor entre el artista y el espectador”.
La figura humana pierde presencia, se empequeñece ante la globalidad del cuadro, que aparece cargado de pintura para buscar en este exceso, las diversas profundidades de la masa que se mezcla en el lienzo, dando el resultado mágico de colores hermanados y fundidos donde el blanco o el color azul de las marítimas, y los amarillos y rojos de los paisajes se vuelven,se presentan circunflejos, indicando la dirección de la mirada, unas veces a la figura del sol como origen de la expresión de los cuadros y el símil de vida, y otras al cielo, al fondo de una calle o a una flor, o a donde el espectador intuya el mensaje codificado de esta relación amorosa.
El Van Gogh del siglo XIX autoriza el emocionismo de Pérez Espinosa del siglo XXI, pues representa la reivindicación de la injusticia que sufriera el artista del
impresionismo.